Argentina y Rosario: covid, empleo y distribución del ingreso
Por equipo del Observatorio UNR (*)
A medida que se profundiza la duración de las medidas de confinamiento, recrudecen los efectos negativos sobre el funcionamiento de la economía. A nivel intuitivo, los signos de la caída de actividad pueden leerse en locales cerrados, en el conocido que teme perder el trabajo, o en la proliferación de negocios caseros que se montan para salir del paso.
Pero para conocer los efectos del confinamiento sobre la economía, es necesario de disponer de un conjunto de estadísticas que sean lo suficientemente generales para no estar centradas en nuestra experiencia inmediata, y que nada tiene que ver con personas que se encuentran en otra situación. En ese sentido, la información estadística disponible es relativamente poca, debido a los rezagos naturales de su publicación.
Del conjunto de indicadores que releva INDEC, la producción industrial muestra una caída de 33,5% interanual, en el mes de abril. Algo similar ocurre con el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que registró una caída de 11,5%, en marzo. En lo que respecta al mercado laboral, solamente en marzo se destruyeron 117.940 empleos formales en relación a febrero. Esto implicó una caída de 1,7% con respecto al mismo mes del año anterior.
El informe que hemos preparado en esta edición, va un paso atrás para preguntarse cuál fue el punto de partida previo a la implementación de las medidas de cuarentena, y que permite disponer de un diagnóstico de la situación-económica de la población, especialmente en lo que respecta al mercado laboral y a la distribución del ingreso. En esta nota, mostramos un brevísimo resumen de la situación general de Argentina y del Gran Rosario, a inicios de 2020.
Argentina
Al finalizar el IV trimestre 2019, la economía argentina no logro quebrar la situación desfavorable registrada en períodos anteriores. Si bien había indicios de una muy leve mejora con respecto a la tasa de desempleo, la misma terminó por registrar un nivel de 8,9%. Además, la observación debe matizarse por un aumento de la presión sobre el mercado laboral, que resultó ser más que proporcional a la caída de la tasa de desocupación.
En consonancia, las tasas de actividad y de empleo también registran leves correcciones positivas para el mismo período, pero con diferencias no superiores al punto porcentual interanual. Así, la tasa de actividad fue de 47,2%, mientras que la tasa de empleo registró un nivel de 43%.
Cuando se analiza a la población por nivel educativo, por lo general, mayores niveles de instrucción se encuentran asociados a mayor nivel de actividad y empleo, menor nivel en las tasas de desocupación y de ocupados demandantes; como así también mayor proporción en empleos formales.
Una medida sintética que permite relacionar educación, nivel de ingresos y comportamiento del mercado laboral es la prima salarial, entendida como el diferencial de salarios por nivel educativo. A inicios de 2020, este indicador muestra indicios de mayor desigualdad. Los dos segmentos educativos con mayor nivel de ingresos, universitarios y terciario completo, venían mostrando una caída paulatina en el promedio de sus primas, pero volvieron a posicionarse en valores relativamente elevados a inicios de 2020.
¿Existe un correlato entre la mayor diferenciación de salarios por nivel educativo con alguna medida de desigualdad? Todo parece indicar que existe una relación, pero de magnitud endeble. El coeficiente de Gini para Argentina, registra un valor de 0,4365 en el IV trimestre 2019. Es decir, 1,02% superior al registrado en el año anterior. Básicamente, en el escenario previo a la pandemia se registra mayor desigualdad, pero derivada de un incremento sumamente leve en términos interanuales.
Aglomerado Gran Rosario
En términos generales, el AGR muestra movimientos similares a los del agregado nacional, solo que los niveles que presentan los indicadores son mejores en términos comparativos. Al respecto, el AGR presento una presión sobre el mercado laboral de 28%, compuesta por una tasa de desocupación abierta prácticamente similar a la del agregado nacional. La tasa de actividad registro un nivel de 46,2%, en tanto que la tasa de empleo fue de 42,2%.
Gran Rosario presenta una particularidad con respecto al nivel nacional en lo que respecta a la distribución de la tasa de desempleo por grupo etario: la mayor cantidad de desocupados se concentran en el segmento de jóvenes y de jóvenes adultos. Dado que en este grupo se concentran las búsquedas de primer empleo, es probable que el escenario post-pandemia afecte fuertemente a este sector.
Lo anterior cobra mayor relevancia, cuando se analiza a la población por nivel educativo. Gran Rosario, presenta un mercado laboral con mayor segmentación entre profesionales y no profesionales. Por ejemplo, la tasa de empleo de universitarios registra una ratio de 80,9%, en tanto que en el agregado nacional muestra un valor de 77,7%. Sin embargo, proporción de población con bajo nivel educativo es de aproximadamente 26%, en tanto que a nivel nacional es de 23%.
¿Existe una relación directa entre la composición de la población por nivel educativo y el nivel de distribución? Aparentemente no. El coeficiente de Gini del AGR es el más bajo de la selección de aglomerados de este trabajo, registrando un nivel de 0,3996 en el IV trimestre 2019, lo que indica que hay una menor concentración de los ingresos en dicho distrito.
¿Cómo se pueden ocurrir en simultaneo ambas observaciones? Una explicación plausible es que el promedio de ingresos familiares per cápita es relativamente bajo en comparación a otros aglomerados. Medido en términos reales, fue de $15.230,66; mientras que en el agregado nacional el promedio registrado fue de $16.564,24 en el mismo período.
En definitiva, el escenario previo a la pandemia encuentra al AGR en una situación de mayor igualdad relativa, menor nivel promedio de salarios, tasa de empleo por arriba del promedio nacional; pero con un problema potencial en lo que respecta a las posibilidades de empleabilidad de su población joven.
Reflexivo y final
La reactivación luego de la pandemia será algo totalmente inédito en la historia, y para el cual no se han escrito manuales, o de existir, no se han leído. Todas las economías han sido afectadas en mayor o menor medida. De manera que esta no es una crisis localizada. Los efectos más visibles de la cuarentena tienen que ver con la desconexión de la actividad económica. Sin embargo, la capacidad instalada y la posibilidad de producir se mantiene intacta en muchos sectores y, por ende, la posibilidad de recuperar la oferta. A medida que las expectativas se vayan ajustando al panorama futuro, la demanda retomara su ritmo.
Por el momento, la creación de nuevos puestos de trabajo, se ha pospuesto y reducido. Los sectores de la población que se encontraban desempleados o empleados en el sector informal y buscando formalizarse, verán prolongar su situación. ¿A quiénes afecta? Este grupo tiene un fuerte componente de jóvenes y jóvenes adultos, de baja calificación. Y las condiciones empeoran cuando se controla por género.
En este contexto, los hogares con necesidades básicas insatisfechas son los más vulnerables. ¿Por qué? Porque este segmento de la población se encuentra conformado -por lo general- por una mayoría de población joven, y de baja calificación. Por lo tanto, es de esperar que la concentración del ingreso aumente, y serán necesarios programas de asistencia estatal para no ampliar el núcleo duro de la pobreza.
Es difícil realizar una afirmación sobre los sectores y trabajadores directamente afectados. Todo va a depender de la capacidad de las familias y empresas para cubrir los faltantes, ya sea liquidando ahorros o liquidando capital. Y, por supuesto, de la capacidad estatal efectiva para ayudar a paliar el problema. En todo caso, es de esperar un aumento de la desocupación en el corto plazo.
(*) Integrantes:
Germán Tessmer, Luciano Jara Musuruana, Diego Marfetán Molina, Lucía Papa y Patricio Almeida Gentile