El regreso del biodiesel
Por equipo del Observatorio UNR (*)
Panorama General
El combustible generado a partir de aceites vegetales, se encuentra a la expectativa de las oportunidades internacionales que se están generando. Por un lado, el pasado seis de octubre se ratificó un fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) favorable para la Argentina y en contra de la Unión Europea, en relación a los aranceles antidumping que impone el bloque a las importaciones de biocombustibles nacionales.
Por otro lado, en enero del año pasado, Estados Unidos autorizo al biodiesel proveniente de Argentina, para ser utilizado como combustible de vehículos (anteriormente se exportaba biodiesel al país del norte, pero para otros usos). La Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA), que es la autoridad máxima en cuanto a las restricciones de posibles contaminantes, fue quien el 28 de dicho mes emitió la autorización. Este último factor, consolidó un importante crecimiento de los envíos a dicho país, que en la actualidad explica más del 90% de las exportaciones argentinas de este combustible.
Cabe remarcar que los dos mercados internacionales más grandes para el biodiesel, son Estados Unidos y la Unión Europea. Esto se debe a que, en los lugares mencionados, como así también en nuestro país, existe una legislación de corte obligatorio, lo que implica mezclar el gasoil con biodiesel en un determinado porcentaje. Para los países productores como Argentina, el ingreso a este tipo de mercados es clave por una sencilla razón: con los bajos precios actuales del petróleo, de no existir normas que establezcan un contenido mínimo de biocombustibles, es difícil que las refinadoras los utilicen por sí solos. Sin esta demanda generada por ley, Argentina no podría exportar absolutamente nada.
Historia Reciente
Como se observa en el Gráfico 1, las exportaciones argentinas de biodiesel han sido muy volátiles. En los últimos cuatro años, la industria ha enfrentado tres crisis, de las cuales se ha recuperado posteriormente con mayor o menor éxito.
La primera caída de las exportaciones, se da tras la estatización de YPF. En ese entonces, el gobierno de España impuso una sanción al biodiesel argentino, eliminando a las empresas nacionales de la lista de potenciales abastecedores del mercado. Previo a la estatización, España era el principal destino de las exportaciones del biodiesel local, lo que llevó a una merma considerable en las ventas externas. Sin embargo, meses después la industria ya había diversificado sus exportaciones a otros países, aunque siempre dentro de la Unión Europea, mercado con corte obligatorio, como principal destino.
Fue a fines de 2013 cuando llegó el golpe más duro para la industria nacional. La UE decidió aplicar un arancel por anti-dumping de entre 217 y 246 euros por tonelada, lo que tornó totalmente inviable la exportación. Meses después, llegaba una nueva recuperación, aunque ahora de la mano del apoyo estatal. En 2014 se redujeron sensiblemente los derechos de exportación aplicados al biodiesel (de un 22% a menos de un 10%), lo que permitió a los productores reducir sus precios de venta y comenzar a abastecer a otros mercados en los que no existía una obligación de utilizar biodiesel. Eran épocas en las que los derivados del petróleo mostraban precios muy elevados (con el crudo por encima de los USD 100 por barril), y el biodiesel de soja aparecía como una opción relativamente económica.
Después de tantas complicaciones, la historia parece volver a optimista para los productores de biodiesel. A partir de 2017, Argentina tendrá por primera vez en la historia acceso irrestricto tanto al mercado europeo como al de Estados Unidos. Analistas del sector estiman que, cuando la situación se haya normalizado completamente, sería posible exportar a Europa un total de 1,5 millones de toneladas, un valor similar al que se le vendía originalmente. Si las ventas a Estados Unidos se mantienen en el promedio observado en los últimos cinco meses, esto implicaría que las exportaciones podrían trepar hasta las 3 millones de toneladas, lo que representa un valor 80% superior al record de exportación observado en 2011. Así, la producción total podría superar las 4 millones de toneladas.
Sin embargo, no todas las noticias son alentadoras, y las diputas bilaterales siguen existiendo. Sobre fines de octubre, fue un país latinoamericano, quien comenzó a aplicar derechos antidumping al biodiesel argentino. Se trata de Perú, quien a través del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección Intelectual [Indecopi], mediante la Resolución 189/16 estableció derechos entre u$s 122 y u$S 191,6 por un periodo de cinco años, que representan entre un 17% y 31,6% de los valores FOB actuales. Se estima que, por esta medida, no ingresaran u$S 150 millones de exportaciones al país Quechua.
Mirada Internacional
Según las estimaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos [USDA] en su informe anual sobre biocombustible en Argentina, la producción de biodiesel podría alcanzar los 3.100 millones de litros, aumentando en torno al 15% la producción esperada para 2016. Y se espera un aumento de las exportaciones del 13% con respecto al 2016, pero de un 90% en relación al año 2015.
En relación al complejo productivo, se prevé que se mantenga la misma cantidad de establecimientos que -desde el 2014- se encuentran en el territorio nacional, es decir, un total de 38 plantas. No obstante, existen inversiones anunciadas para el sector, que permitirá aumentar la capacidad de producción de 5.200 a 5.400 millones de litros de 2016 a 2017. Al mismo tiempo, para aumentar la producción, el uso de la capacidad instalada subirá del 49,8% al 57,4%, el mayor porcentaje de los últimos 5 años. Se prevé asimismo una suba en la tasa de corte nacional, pasando del 8,7% al 9,7% reflejando un incremento del consumo local en torno al 6% alcanzando los 1.400 millones de litros.
Si bien la gran dependencia que significa para la industria del biodiesel la legislación que obliga al corte con el gasoil, ésta no es vista como una debilidad, debido a que es poco probable que la misma cambie, debido a los grupos de presión ambientalistas con gran poder de lobby.
Por otra parte, se esperaría que, al ser tanto el petróleo como la soja, commodities; existiera gran volatilidad en la producción y el comercio de los mismos. Sin embargo, esto no es así. Principalmente, la volatilidad en el comercio se origina por las relaciones bilaterales que pueden, como hemos visto, aplicar medidas proteccionistas o antidumping.
La principal debilidad que presenta la industria del biodiesel se presenta a mediano plazo, y es el automóvil eléctrico. La contaminación ya no existe en el uso del motor, sino que de estar presente se encontraría en las plantas generadoras de electricidad, las cuales podrían ser controladas por el Estado. La autonomía de este tipo de automóviles está aumentando, como así también las estaciones de carga. Por ejemplo, Estados Unidos ya se puede cruzar de costa a costa con las estaciones instaladas por una de las empresas productoras de esta clase de vehículos.
(*) Integrantes:
Luciano Jara Musuruana, Patricio Almeida Gentile y Germán Tessmer